Guillier en el diseño de la candidatura PS-PR para enfrentar el complejo escenario en la Nueva Mayoría
Tanto en la DC como en sectores del PS consideran que el papel que debería jugar el senador por Antofagasta debe ir mucho más allá de pautas en la zona de certeza política. Debería transformarse, dicen, en el factor clave para llevar a la coalición a una salida sin traumas de la compleja situación que atraviesa. Afirman que, si quiere ser el abanderado de toda la Nueva Mayoría, debe asumir su papel de conductor político y que no es viable mantener una cómoda distancia. “Aquí es cuando se ven los gallos, tiene que ser activo, ya debería estar visitando a Lagos y negociando con Goic”, sentenció un diputado socialista.
La tradición política siempre ha instalado al candidato presidencial de turno –y posterior Mandatario, de ser el caso– como el líder político natural de la coalición. Si bien con Michelle Bachelet ese papel se ha desdibujado en varias ocasiones durante su segundo gobierno, no son pocos los que en la Nueva Mayoría esperan ver en Alejandro Guillier y Carolina Goic un despliegue de esas cualidades, para que conduzcan al conglomerado a encontrar una fórmula para dar salida al entuerto e incertidumbre política en que se encuentran. Una prueba del tonelaje político real de ambos.
“Yo voy a hacer todo lo posible por ayudar a que se entiendan las colectividades de la Nueva Mayoría, mi rol es ser un articulador, porque si gano las primarias después me va a tocar dirigir la orquesta”, dijo Guillier este jueves, al terminar una de las distintas reuniones que esta semana ha tenido con el PS, después que su comité central del domingo 9 de abril lo eligiera como su carta presidencial, en desmedro de Ricardo Lagos.
Pero más allá de esas declaraciones, en el seno del círculo de hierro del candidato reconocieron que ya existe un diseño establecido para enfrentar estas complejas semanas: el abanderado PS-PR no asumirá la conducción política de la crisis. Explicaron que el senador por Antofagasta será candidato, tendrá pautas de candidato presidencial y pondrá el foco en los temas programáticos.
En ese esquema, los que asumirán las conversaciones de toda índole y llevarán las riendas de las negociaciones en la Nueva Mayoría serán los dos nuevos escuderos del presidenciable: los timoneles del PS, Álvaro Elizalde, y del Partido Radical, Ernesto Velasco. “Se ha entregado el tema político a ambos dirigentes, ellos son los que van a negociar, Guillier solo hará llamados a la unidad, tener un discurso integrador”, afirmó un estrecho colaborador de la campaña guillierista.
Bajo ese diseño se explica que toda la semana el candidato fuera flanqueado por Velasco y Elizalde en la reunión con la nueva directiva del PS, en la cita conjunta de los dirigentes del PS y el PR.
Pero en la DC y en sectores del PS consideran que el papel que debe jugar estas semanas debe ir mucho más allá de pautas en la zona de confort político y debería ser clave para llevar a la coalición a una salida sin traumas. Dicen que, si quiere ser el abanderado, debe asumir su papel de conductor político, que no es viable mantener una cómoda distancia.
“Aquí es cuando se ven los gallos, tiene que ser activo, ya debería estar visitando a Lagos y negociando con Goic”, sentenció un diputado socialista.
Misma visión que comparten en la DC, donde consideran que el senador por Antofagasta debería “cumplir un rol de líder”, ser el protagonista de la negociación con Goic, para que entre ambos sinceren posiciones y lleguen a un acuerdo, afin de que el contenido de ese diálogo sea el factor ordenador de los partidos.
Un papel que va más allá de las declaraciones públicas y las buenas intenciones, pues implica saber moverse en la arena política y salir bien parado de eso. La presión por ese papel apunta más a Guillier que a Goic, porque la senadora por Magallanes, en su condición de timonel de la DC, ya ha dado muestras de su liderazgo político y sabe que lo que haga y diga será determinante en la actual coyuntura que enfrenta: ir hasta la primera vuelta de noviembre o ceder a las presiones de varios de sus propios diputados, sometiéndose a una primaria para asegurar a su colectividad una plantilla parlamentaria favorable.
En el caso de Guillier, no se le ha visto desplegarse en esas lides, parte de las razones por las que sectores de la Nueva Mayoría tienen dudas ante su candidatura, y los errores cometidos en último mes –el fracasado coqueteó con el Frente Amplio y la crítica abierta a Bachelet y sus reformas– reflejaron una rigidez precisamente de su muñeca política.
Pero también está más presionado a desplegar ese liderazgo, explicaron dirigentes y parlamentarios oficialistas, porque es demasiado “feble” para sobrevivir a una segunda vuelta presidencial, por lo que necesita desde ya amarrar compromisos de unidad y respaldo, que hoy están desdibujados. “Guillier debería generar y encabezar las condiciones con la DC para asegurar la unidad de la centroizquierda tras su candidatura”, sentenció un dirigente de la falange.
En el círculo de hierro de la campaña guillierista confesaron que el abanderado no tiene agendada conversación alguna ni con Lagos ni con Goic, que se definió así en parte para “protegerlo” de las escaramuzas políticas, para que no pierda su hálito ciudadano ajeno a las peleas de los partidos.
Por ahora, Guillier no pasará de declaraciones como las de esta semana, en que dijo que se topó con Goic, que hasta se tomaron una foto e hizo guiños públicos al mundo DC al reconocer el lugar en la historia de íconos de la falange como son Radomiro Tomic y Eduardo Frei Montalva. Mismas palabras que desplegó para destacar el aporte de Lagos. “Tenemos una identidad común, esta es una construcción histórica de más de 40 años que recogió el guante de lanzó Radomiro Tomic. Nadie va a traicionar eso. Lo que pasa es que acá hay negociaciones y cuando hay negociaciones todos tiran un poquito”, dijo el miércoles el abanderado del PS-PR.
El problema de ese esquema es que en la Nueva Mayoría saca más de una roncha el hecho de que Elizalde sea uno de los negociadores. En la DC, puntualmente, dirigentes y senadores confiesan que no confían en él, que entre los problemas que hubo en la negociación municipal, lo que demostró como ministro de la Segegob y la forma en que manejó la situación de Lagos en el PS, no observan garantías reales de una conversación exitosa.
En el PPD, en tanto, afirmaron que todo apunta a que la colectividad terminará apoyando a Guillier, pero que no lo harán en este momento, porque precisamente el tema en cuestión es “no doblegarse” ante la nueva directiva socialista, razón por la que apuntarían precisamente a tratar un diálogo más fluido con Velasco y no con Elizalde.
El timonel radical no genera las dudas ni desconfianzas de su par socialista, pero de todas maneras su papel de escudero político sería reforzado –aseveraron– con la colaboración más pública del ex ministro de Justicia Carlos Maldonado, un radical que hasta ahora cumple el papel de coordinador de asesores de la campaña. El ex secretario de Estado siempre ha sido la mano derecha de José Antonio Gómez –el hombre fuerte del radicalismo–, tiene redes en la Nueva Mayoría y es bien visto en todos los partidos.
Sin agua en la piscina de la DC
“Liderazgo único que surja de primarias o de un acuerdo político de toda la coalición y con ello, también, una fórmula parlamentaria con eficacia, capacidad de triunfo, y un acuerdo programático. Ese es el A, B, C de una buena fórmula para darle al país gobernabilidad; lo otro es una aventura que nosotros no estamos dispuestos a transitar», sentenció Velasco el jueves. Palabras con las que, una vez más, dejó en claro que no hay agua en la piscina política de la Nueva Mayoría para la idea de que Goic puede competir hasta primera vuelta, pero con la DC siendo parte de una lista única parlamentaria.
Si bien en la coalición oficialista varios parlamentarios de distintos partidos reconocen que esa sería la mejor solución para salir del entuerto en que esta hoy, también reconocen que es casi imposible pensar que se llegue a un acuerdo de esa índole. La DC ha pedido no satanizar los mecanismos, pero en el resto del conglomerado no se abrirán a esa fórmula.
El dilema de la Democracia Cristiana no es menor. Ir a las parlamentarias en una lista de la Nueva Mayoría le permitiría obtener –según los cálculos– más de 25 diputados; y, en una lista sola, en caso de ir hasta la primera vuelta con su candidata presidencial, solo podrían ganar cerca de 18 escaños.
La junta nacional del 29 de abril tiene la última palabra. Lo que negocie y decida Goic en estas dos semanas marcará la pauta de tal definición, porque –como reconocen en la falange–si bien es cierto que un grupo de diputados está presionando a la timonel para salirse de la carrera presidencial, la senadora cuenta con una mayoría indiscutida en la máxima instancia resolutiva del partido.
Las opciones realistas –explicaron en la DC– son ir hasta la primera vuelta con un acuerdo parlamentario en los términos que el resto de la Nueva Mayoría defina, asumiendo los costos de eso, o que Goic se baje o vaya a la primaria, pero la falange obtiene un acuerdo parlamentario altamente favorable.
Precisamente ahí estaría la clave –afirmaron en la coalición–: en convencer a la DC de no llegar a primera vuelta y, para eso, en los partidos ya empiezan a asumir que deberán “pagar” un alto previo electoral en la plantilla. En sectores socialistas y del PPD advierten que, si bien Elizalde estos días vive su hora de triunfo al lograr instalar a Guillier como el abanderado del PS y asumir un papel clave en su entorno, puede sufrir un traspié no menor si su partido termina siendo uno de los principales damnificados en la plantilla para compensar a la falange.
Entre expertos electorales y negociadores creen que todo se resolverá, finalmente, pasando por momentos de alta tensión política en la coalición, para acabar acordando tener un abanderado presidencial y dos listas parlamentarias dentro del pacto, en que no sería extraño que en una de ellas estén la DC y el PPD unidos.
Eso, porque no pocos reconocen que la lista única parlamentaria tiene el gran problema de que no caben todos en la nómina, pues deben cumplir con la cuota de género que impide que se lleve más del 60% de candidatos de un solo sexo. Dos listas, dentro del pacto, sería una solución a ese problema.