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Minas del Prado: Encerrados por las plantaciones forestales

Encerrados, así están los habitantes de varias localidades ubicadas en zonas donde se realizan las faenas forestales, algunas conformadas en torno a esta actividad, y otras que se fueron construidas antes de que se instalaran las primeras plantaciones.

Se trata de un fenómeno que ya dejó de ser un problema que solamente afecta al mundo rural, y que a la luz de las catástrofes, vale la pena regular. En la Región del Bío Bío el bosque alcanza los 2 millones 52 mil 982 hectáreas, y según datos de Conaf, de ellas hay 1 millón 227 mil 788 que son plantaciones forestales, considerando una parte importante del territorio de la zona, que hoy tiene a las comunidades más relacionadas que nunca con los pinos y eucaliptus.

Los últimos megaincendios encendieron la alarma frente a una realidad que actualmente es poco regulada y poco fiscalizada… Una realidad que puede destruir, pero que también se puede minimizar.

Minas del Prado

El villorrio de Minas del Prado, conformado por 360 casas y más de 1300 personas, una posta y escuela rurales,  fue creado antes que las forestales llegaran al lugar, e incluso se dice que en el periodo prehispánico, ya que era uno de los lugares de donde los incas extraían oro.

Debe su nombre a la existencia de una mina de oro, lo que generó una gran actividad en su momento y que actualmente se encuentra sin actividades extractivas.

La “fiebre por el oro” daría paso a la agricultura: en los fundos se sembraba el trigo y en los bosques de robles nuevos se extraían los apetecidos Digüeñes, así como también crecían maquis, copihues, flora y fauna actualmente en extinción.

La gente de este sector vivía sin temor, hasta hace unos 35 años, cuando la Forestal Arauco comenzó a comprar los predios y dejó a Minas del Prado en un anillo de pinos. “Es como una taza puesta en una mesa. La taza es Minas y el resto es la forestal”… esa es la descripción de los habitantes para la situación actual.

Eso es lo que aterroriza a la gente, muy pocos metros separan a los árboles de las casas, y la pesadilla se instaló con los grandes incendios forestales.

Los «mineros» no quiere ser una nueva Santa Olga, y peor aún, con acceso limitado en caso de fuego. En Minas del Prado, al camino de 12 kilómetros le basta un árbol caído para que se corte el tránsito. La otra vía de evacuación considera atravesar un río y los vehículos 4 x 4 no abundan en el lugar.

Por eso es necesario prevenir, por ejemplo, con una franja de seguridad hoy inexistente.

Hay antecedentes ya en el año 1990, cuando el profesor local Marcos Vega Cisternas entregó al ministro de Agricultura de aquellos años, Juan Agustín Figueroa, una propuesta de iniciativa de Ley, para crear un anillo de seguridad de 1 kilómetro de distancia de las zonas de habitación sin plantación forestal, petición que sólo logró aumentar la dotación de brigadistas en el lugar, pero sin ninguna solución definitiva.

Según los vecinos, tras la tala quedarán 150 metros sin sembrar, aunque ellos creen es aún insuficiente.

Minas del Prado, una comunidad que fue y es matriarcal. La Cuarta Compañía de Bomberos tiene Directora y Capitán mujer, recibe los carros que se van dando de baja, pero el compromiso de sus miembros es óptimo: cuando se creo eran 4 mujeres y un hombre, hoy llegan a 35. Y es que es una cuestión de preparación y supervivencia.

Con el último incendio, les llegó el humo y cenizas de San Fabián, y ya era insoportable estar ahí, no quieren ni imaginar como sería un siniestro propio, por eso están alerta y están en plena construcción de su cuartel, con la campaña del sobre.